Rocío
Me ha llamado por teléfono y no sabía muy bien con quien hablaba.
A veces me parecía su hermana, otras su madre y sólo la certeza de la mutua aficción por el encaje me situaba en la realidad.
Es tremenda la herencia genética, las longitudes de onda que se emiten con distintas gargantas y parecen iguales. Las inflexiones, las construcciones gramaticales, todo el acerbo que no se obtiene de una secuencia ordenada de entelequias sino del cotidiano despertar y vivir al lado de alguien que quieres, admiras, y en quien confias.
Qué profundas deben de ser las conexiones familiares cuando tu sistema límbico establece esas semejanzas que no tienen consciencia.
Qué turbadoras las sutilezas que se nos escapan en lo cotidiano y vuelven a ti por sorpresa
Cuánto placer en el reconocimiento
A veces me parecía su hermana, otras su madre y sólo la certeza de la mutua aficción por el encaje me situaba en la realidad.
Es tremenda la herencia genética, las longitudes de onda que se emiten con distintas gargantas y parecen iguales. Las inflexiones, las construcciones gramaticales, todo el acerbo que no se obtiene de una secuencia ordenada de entelequias sino del cotidiano despertar y vivir al lado de alguien que quieres, admiras, y en quien confias.
Qué profundas deben de ser las conexiones familiares cuando tu sistema límbico establece esas semejanzas que no tienen consciencia.
Qué turbadoras las sutilezas que se nos escapan en lo cotidiano y vuelven a ti por sorpresa
Cuánto placer en el reconocimiento