Blogia
decididamentemia

kesller

Andando

Andando Tengo que recorrer escasamente trescientos metros para llegar al Cole, así que lo normal es hacerlo andando. Pero si se convierten en una gimkana a contrareloj, servidora no es ni virgen ni mártir y coge su deportivo rojo en cuanto se superponen inconvenientes.
Me explico:
Entro a las ocho, tengo cinco horas diarias con adolescentes de los que leo todo lo que producen a diario con lo que supone de carga de papeles y... lo peor, mi casa está a nivel del mar, y el monte de Santiago donde plantaron el Colegio a quinientos metros sobre el mismo que se salvan con los consiguientes escalones para el acceso a la plaza, a los que se añaden unos pocos para la entrada y no se cuántos más para las aulas.
Todos los años me propongo ir andando y todos los años lo cumplo hasta el día que se me cruzan los cables y mando la conciencia a tomar viento.
Estoy cumpliendo la promesa y disfruto con los cuatro naranjitos que hay en la base de la escalinata y que me recuerdan la plaza de mil naranjas que cobijó nuestra infancia. Pero hoy he salido antes de casa y no había alumnos precipitados que alborotaran, sólo nueve gatitos de distintos pelajes señoreaban el lugar.
Y mi sistema límbico me ordenó buscar a Baghera, a seres solitarios y huraños de los que nunca debo olvidar lo que hay detrás de esa mirada de ingenuidad, inocencia, incomprensión y desvalimiento.
¿ Lo recuerdas ?

De dientes y dentistas

De dientes y dentistas Padre es médico y los que han curado nuestras dolencias infantiles y juveniles eran amigos suyos.
Y digo esto para dejar claro que nuestras visitas eran divertidas en cuanto a las anécdotas, inéditas o repetidas, pero terribles como actos médicos limitados a cumplir el trámite sin remuneración.
Nuestro dentista vivía al final de la calle Tetuan en una casa lóbrega, aunque viniendo del Patio Banderas casi todas lo hubieran sido, cuya sala de espera tenía el suelo de pavés que en nuestra ignorancia creíamos que eran ceniceros puestos del revés y que cegaba el patinillo (actual patio de luces).
Aquella sala de espera era con todo, lo mejor del consultorio, porque al entrar en el gabinete, el olor a clavo te hería la pituitaria y te aflojaba las piernas hasta el punto que subir a la camilla (estilo catafalco) era tarea asistida casi siempre.
En la pileta se podían oir los gritos ensangrentados en la absorción elíptica y ronca del chorro continuo de agua y en las sábanas leer los padecimientos de los antecesores de, al menos, esa tarde.
El amigo de padre era locuaz, activo y un poco destartalado a la hora del manos a la obra, es decir, que no anticipaba ni preveía posibles necesidades y eso, tendida en el catafalco,os juro que congela las neuronas hasta el Pánico
Por si no han quedado diáfanas las causas de mis fobias, me bajo al ruedo a torear con aquella tarde en que mi hermana pequeña y yo, mozalbitas de mérito, fuimos solas a la consulta y añadiré que el amigo de padre era hombre dado a la admiración y manipulación suavona de la hermosa juventud.
Naturalmente mi posición de hermana mayor me daba el poder absoluto de echarla a torear de telonera y así se hizo.
No son descriptibles los acontecimientos que se sucedieron en aquella habitación del terror, el dentista omnubilado por la hermosura de la niña tendida en la camilla comenzó una tarea caótica. La niña me miraba con sus ojos redondos aterrorizada sabiendo que yo tampoco iba a decir nada...hasta que se cerraron, desmayada del dolor.
Creo que no acabó la faena ni comenzó la mía y estoy segura que nunca volvimos
Al argentino que me arregló los desarreglos sólo le impuse que no sintiera ni las brocas, que hiciera lo que le diera la gana para no preocuparme más de mis dientes y ... que cobrara lo justo.
También tiraba los tejos sobre mi parecido con la Claudia Cardinale.
Debe de ser cosa del oficio pero yo, ya había aprendido

El Océano niña!

El Océano niña! El mar es eternamente antiguo y continuamente nuevo.
Hoy ha sido mi primer día de playa aunque hace poco estuve en un charco salado, rodeado de bloques y asfalto que no tiene nada que ver con mi mar.
Y miraba los últimos flamencos en la Mar Chica, las plantas halofitas invadiendo la arena, los pinos de Sammar engañosos en su tenuidad, las miles de conchas preparadas para formar nuevos suelos...y el cielo... y el sol...y el mar.
Y los olores de antes se mezclaban con los actuales y los niños de entonces con los que siempre serán.
Y la entrada despacito en el agua helada con otras a galope de niña hermosa.
Y la arena dorada y tibia, rebozándome entera.
Y el sonido, monótono en su constancia
Y el sol
Y el sueño

Inteligencia y sentimientos

Inteligencia y sentimientos Hoy le quiero hacer un regalo a mi mana, ella lo va a reconocer conforme pinche aquí
Este Marina me gusta mucho y en este artículo analiza cosas en las que todos hemos pensado, inteligencia, afectividad, conflictos de género y sobre todo una frase que transcribo porque la he sentido y ya sabemos lo que pasa en la zona de aprendizaje próximo.
Está hablando cómo se planteó qué estudiar y dice:
"Estudie filosofía porque me encantaba el baile, quería dedicarme a algo que tuviera que ver con el baile. Hasta que me di cuenta que lo que me emocionaba del baile era una cosa que no era estrictamente el baile. Sino esa capacidad de trasfigurar el esfuerzo en gracia."
No se que sentís al leer esto, pero a mi me remueve las endorfinas a tope, de pronto alguien pone palabras(pensamiento) a algo que siempre has sentido.
Lo del glosario es que no manejo bien esto de las URLs por eso repito lo de endorfinas