Señores del bien y del mal
Soy maestra desde que mi padre me arrobaba con sus explicaciones.
Creo que esa admiración profunda a desvelar misterios como un sensual baile que deja al descubierto una verdad atractiva y no del todo desnuda, es la que transmito a mis alumnos.
Los veo mirarme y entreveo sus pensamientos, casi sus dudas sin preguntarme, sus relaciones virtuales antes de que trabajen.
Y me gusta no sólo por lo que les enseño, ni siquiera porque creen en mí y confían en mis procedimientos. Me enganchan porque cada año me enseñan a ser más sabia, me ayudan a comprender más este misterio del pensamiento.
Ellos lo saben y por eso me eligen, incluso los pequeños porque los llevo al laboratorio y les enseño denticiones, esqueletos o sardinas y los que no me conocen porque han oído hablar de mí.
Lo de las evaluaciones es lo que no aprendo.
Cada trimestre me revelo a ser juez del proceso en donde se juzga al más débil, al menos favorecido socialmente, afectivamente o intelectualmente.
Nunca a nuestra sociedad, nunca nuestros medios, nunca a los fuertes
Lo de junio es rebeldía, insatisfacción y ganas de hacerlo mejor
Creo que esa admiración profunda a desvelar misterios como un sensual baile que deja al descubierto una verdad atractiva y no del todo desnuda, es la que transmito a mis alumnos.
Los veo mirarme y entreveo sus pensamientos, casi sus dudas sin preguntarme, sus relaciones virtuales antes de que trabajen.
Y me gusta no sólo por lo que les enseño, ni siquiera porque creen en mí y confían en mis procedimientos. Me enganchan porque cada año me enseñan a ser más sabia, me ayudan a comprender más este misterio del pensamiento.
Ellos lo saben y por eso me eligen, incluso los pequeños porque los llevo al laboratorio y les enseño denticiones, esqueletos o sardinas y los que no me conocen porque han oído hablar de mí.
Lo de las evaluaciones es lo que no aprendo.
Cada trimestre me revelo a ser juez del proceso en donde se juzga al más débil, al menos favorecido socialmente, afectivamente o intelectualmente.
Nunca a nuestra sociedad, nunca nuestros medios, nunca a los fuertes
Lo de junio es rebeldía, insatisfacción y ganas de hacerlo mejor
11 comentarios
decidida -
Gracias, tu calor me conforta
Santi -
Me enseñaron, cuando di clases en la Uni, a fijar primero un estándar objetivo, y luego ceñirte a él a lo largo de la evaluación. Si tienes que corregirlo por ser demasiado duro o blando, lo haces al final, aplicando una transformación lineal. Es una manera de disminuir la ansiedad. Y de no perder la justicia por empatías o manías. Aunque luego siempre puedes hacer trampichuelas :-)
decidida -
Aprenderé a no angustiarme
Candela -
Yo fui una alumna muy alumna, y recuerdo a mis profesores y profesoras...independiente de las calificaciones... A una chica adolescente le importa mucho más aquel día que no la histe caso o el que le dijiste lo mona que era esa pintura de uñas y la miraste a los ojos, que un siete o un tres en matemáticas. Me encanta vuestro trabajo
decidida -
Candela -
deci -
mox -
Cuando se debe calificar (y mira que no digo evaluar), es cuando se pasa mal.
Intenta EVALUAR la evolución de cada alumno frente a sus potenciales posibilidades y CALIFICA esa evaluación.
¿Qué te estoy diciendo?. Vaya, perdona... lo siento.
deci -
Ess qué me gusta que me lo digas
Ess -
se llama discriminar y debe ir separado de nuestros deseos de mejorar.
Enhorabuena por esa foto ;)
mox -